miércoles, marzo 16, 2011

¿Argumentar para qué?

El ser humano desde muy temprana edad es capaz de emitir una serie de razones en contra o a favor de algo que pretende defender o algo que quiera conseguir. Al tiempo en que este se va desarrollando intelectualmente estas razones van dejando de ser simples caprichos, y  llegan a convertirse en  una serie de justificaciones a las decisiones que se van tomando en cada etapa de la vida.
Muchas veces se piensa que argumentar es solo exponer una serie de  prejuicios de una manera novedosa para llegar a una ardua discusión que puede que no lleve a ningún sitio. Por eso es imperante dejar en claro que argumentar consiste en DAR RAZONES A FAVOR O EN CONTRA DE UNA TESIS.
Pero esto tendrá relevancia alguna, ¿Puede el ser humano conscientemente decidir dejar de situarse en una u otra postura respecto a un tema? Considero que le es imposible en virtud de varias circunstancias: La primera y considero la más importante es la relacionada con la razón, es decir no puede dejar que sus pensamientos fluyan; La segunda es que forma parte de una colectividad en la que se suscitan una serie de problemáticas de las que le es imposible ser ajeno.
Por lo tanto se puede decir en un primer momento que  la argumentación, desde mi punto de vista surge de un choque entre dos fuerzas opuestas, es decir de dos pretensiones diferentes, las cuales no son difíciles de encontrar en una sociedad tan heterogénea como en la que nos desenvolvemos.
Una vez que surgen dos fuerzas opuestas, es necesario tomar por así decirlo, partido por alguna de ellas, lo cual se hará a través de la emisión de una serie de razones, pero no cualquier tipo de razones, sino necesariamente deberán ser CLARAS Y ACEPTABLES, y en caso contrario, desde mi punto de vista se estaría cayendo en vanos caprichos, los que no conducen a ningún acuerdo benéfico.
La finalidad de argumentar sobre un tema es tratar de CONVENCER AL INTERLOCUTOR, de que lo que se dice u opina de un tema es lo suficientemente idóneo, como para que este cambie su postura. Pero esta transición considero que no es tan sencilla ya que  no solo basta con el dicho, sino también esta actividad implica una demostración de manera genérica que permita observar los alcances de esa propuesta.
Paralelamente a la argumentación encontramos a la retorica, que en sus inicios eran concebidas como sinónimos, sin embargo hoy en día podemos señalar que existe una diferencia abismal entre una y otra. En virtud de que a la segunda solo tiene interés por la forma y no interesa tanto el contenido del texto como a la primera.
A lo cual, desde mi punto de vista no considero que deban encontrarse alejada una de la otra tan radicalmente, ya que si bien es cierto a través de la argumentación se exponen una serie de razones suficientes para lograr que nuestro espectador se convenza de que nuestra postura es la mejor y sobre todo que llegue a tal convencimiento, que la haga suya como propia. También lo es que esta serie de argumentos podría revestirse de una manera propia o bella por así decirlo. Es decir que la argumentación hiciera uso de las herramientas de la retorica, para lograr que ese convencimiento se arraigara mas en el interlocutor.




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